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martes, 5 de mayo de 2015

Mi transfer de congelados

El jueves día 30 fue mi transferencia. Hasta que no llegamos a la clínica no sabíamos ni cuantos embriones iban a descongelar ni cuantos me pondrían. Al pasar con la ginecóloga nos comentó que habían descongelado dos embriones, que uno era muy muy bueno, y el otro mas regular. Pues los dos para adentro. Nos pidió paciencia, pues ese día había nada más y nada menos que 19 transferencias programadas, ahí es nada.

Nos vamos para la habitación, nervios por aquí, fotito por allí, mensajes por whatsapp, más nervios...hasta que vinieron a buscarnos para ir a quirófano.

Me subí a la camilla en posición desverguenza y me pusieron a mis peques en la televisión. Otra vez amor a primera vista, otra vez mirarlos de reojo como no queriendo quererlos, no querer grabar su forma en la mente por si esta vez tampoco era, pero demasiado tarde, sólo un simple vistazo y ya te hacen caer bajo sus encantos de blastocitos con más de cien células.

Esta vez os presento a los dos amores de mi vida, siento la calidad pero es una foto a otra foto.


Mis pequeños embriones


Allí estaba mi marido con el móvil en mano grabando en vídeo todo el proceso, menos el momento ¡flussss embris dentro! porque creo que se quedó embobado y no le dió tiempo.

Esta vez costó que la cánula entrara por el cuello, no tenía la vejiga tan grande y costó dejar el cuello alineado para que la cánula entrara bien, pero entró, y además esta vez sin la mínima pérdida de sangre, fué todo muy delicado. Al estar la cánula dentro por fin la gine llamó a la bióloga, que te pregunta tu nombre como veinte veces, y allí aparece con ese pequeño tubito que contiene tantos sueños. Los vimos caer perfectamente, mientras yo les suplicaba mentalmente que por favor se quedaran, por favor...

Después de comprobar la bióloga que no estaban en el tubito, toca levantarse a la silla de ruedas y de ahí a la habitación a descansar media horita y para casa a incubar con una serie de pautas.

La parte "cómica" la protagonizó de nuevo este marido mío. Al llegar tras la transfer a la habitación de la clínica ya te dicen que puedes hacer pis sin problema, pero mi marido me dijo que ni hablar, que me quedara en la cama un rato. A los pocos minutos empezaron los calambrillos de la vejiga y le dije que iba a hacer pis, y me acompañó con cara refunfuñona, al terminar se puso a mirar al fondo del wc, y yo toda amorosa le dije  "tranquilo, no estoy manchando", y me dice, "estoy mirando a ver si los niños se te han caido y los veo flotar".




Primero le repetí que no se caen, que el útero es como una esponja con agujeritos y se acomodan por ahí, además tendrían que atravesar medio útero, todo el cuello, toda la vagina, y finalmente caer al wc, cosa imposible, y más siendo hijos de su madre que no es muy deportista que digamos.

He cogido esta imagen de google para enseñarle a mi santo esposo y a vosotros de camino, el tamaño que tiene un embrión comparado con un pelo humano.


¿Pequeño, verdad?


Los dos primeros días estuve a cuerpo de reina, sin moverme del sofá, o dando paseitos sólo al baño y a la cocina para supervisar a mi marido cocinando (más bien calentando la comida que mi madre nos mandó).

He estado muy esperanzada estos días atras. Pero hoy me he levantado con el día torcido, sólo pensando que ya deberían estar implantados y yo sin síntoma alguno hoy, estos peques ya no están. Y sin saber cómo me levantaré de otro palo más. Soy la alegría de la huerta hoy. Tengo síntomas sí, los propios de la progesterona, tirantez de útero, cómo una sensación constante de tener agujetas; y un humor de perros, me gasto una mala hostia que tengo a mi marido frito. Los nervios.

Mi beta es para el 12 de mayo, lo de hacerme un pipitest antes está por ver, soy demasiado cagona para hacermelo y no se si tendré valor.

La suerte está echada.



domingo, 8 de marzo de 2015

En el reino del hielo

Alli se encuentran mis peques ahora mismo, esperando a que el cuerpo de su mamá se reponga totalmente, para que vaya a buscarlos y poder darles calorcito.

El sábado mis embriones hacían 5 días, y ese mismo día tenía visita en la clínica para una analítica de control que me hacen y pasa pesarme y medirme el perímetro abdominal. Estaba muy nerviosa, al tener sólo 5 embriones, pensando que llegarían muy pocos o quizás ninguno a blasto. 

El día anterior empecé a manchar y casi me da un ataque pensando que algo malo pasaba, recurrí a mi conseja de sabias y nos preocupamos juntas, hasta que se lo conté a mi marido, cortandole una conversación telefónica, y éste con toda su tranquilidad me dijo: "pero Beatriz, si la ginecóloga te avisó, y te dijo que te bajaría la regla en pocos días". Oh, pues sí que estaba yo "perjudicada" el día de la punción que ni me enteré de eso. 

El camino a la clínica el sábado fue de puro nervios, se me hizo eterno. La enfermera fue rápido al laboratorio al ver mi preocupación por mis niños. Tardó unos minutos en volver a aparecer mientras yo me comía todas las uñas y reprimía las ganas de llorar y mi marido estaba tan tranquilo sentado a mi lado.

Al verla venir sonriendome supe que ls noticias eran buenas, "hay 3 embriones que han llegado a blastos, uno es bueno y los otros dos regulares, pero aptos los tres para vitrificarlos"

Ufff, uffff, uffff.....respiré al fin, que alivio, tenemos peques!!

Con estos 3, y los otros 2 del ciclo anterior, tenemos unos bonitos quintillizos esperando en el reino de frozen a ser rescatados, que será con la regla de abril. 


Así que este mes será de recuperación de mi cuerpo, de trabajar y de disfrutar de no estar en tratamiento y tener una vida normal.